Como resultado de las especulaciones surgidas de un artículo anterior en donde abordaba el tema de la dificultad de publicar textos literarios en la República Argentina, expondré en el siguiente artículo algunas reflexiones acerca de la factibilidad del uso del soporte “blog” como camino alternativo para lograr la publicación de textos, ya sea en el mencionado país o en cualquier otro, ya que las particularidades de este soporte hacen posible la decodificación de los textos publicados en cualquier lugar en el que se disponga de Internet y en forma simultánea.
En primer lugar platearé tres preguntas fundamentales que llevarán a un cuarto interrogante final que desarrollaré más adelante:
1) ¿Puede un blog ser soporte de un texto que sea una obra artística (considerada como artefacto u objeto independiente y artístico)?
2) ¿Qué características le confiere el soporte “blog” a ese artefacto?
3) En el caso de que se decidiera que sí puede ser soporte un blog de una obra artística, ¿qué mecanismos (o cuáles mecanismos) serían los que legitimarían ese contenido y decidirían si se trata o no de una obra de ese tipo?
Reflexionando acerca de las posibilidades que brinda la existencia del soporte “blog” a variada clase de artistas para exhibir sus obras en forma independiente y desvinculada de transacciones económicas, pensaba comenzar este artículo comparando Internet con diversos espacios reales como pueden ser una plaza para un artista callejero, una estación de subterráneo para un músico, una vereda o el simple lienzo virgen que ofrece al dibujante las arenas de la playa al amanecer. Sin embargo existe una enorme diferencia entre estos espacios y el espacio virtual que ofrece el blog: éste permanece a disposición de quien lo desee eludiendo la transitoriedad (las aguas del mar que borrarán inevitablemente el dibujo) y eludiendo la espacialidad, convirtiéndose en bitácoras del artista y ofreciendo verdaderos archivos que exceden en datos quizás hasta los que ha colocado adrede el propio autor, como pueden ser fechas, horas y minutos de las publicaciones.
El soporte blog ofrece la posibilidad de publicar en forma gratuita textos propios y ajenos, incluso sin necesidad de aclarar la autoría de las obras y prestando un espacio en donde el plagio total o parcial de obras es simple y fácil de hacer, dejando librado a mínimos reglamentos y a criterios éticos personales el hecho de hacer o no las aclaraciones pertinentes. El hecho de que sea posible publicar (“subir” o “postear”) un texto verbal o no verbal ya consagrado como artístico y de un autor no coincidente con el “propietario” del blog, responde a la primera pregunta planteada de un modo afirmativo. Sin embargo, a pesar de lo novedoso que es el formato blog, sería una falacia dedicarse a analizar críticamente los textos publicados en ellos (tanto verbales como no verbales) inaugurando lo que podría denominarse una crítica o teoría “bloggeraria”. Si se sostuviera una teoría semejante se debería tomar como objeto de estudio a los blogs existentes interpretándolos como artefactos individuales y como conjunto, como entidades independientes y como elementos interactivos en una constelación de blogs en permanente retroalimentación con otros blogs. Tomando como modelo una teoría que aborda el análisis textual, inmediatamente surge la tentación de hacer un paralelo entre la teoría literaria y la ficticia bloggeraria, adoptando criterios y herramientas metodológicas de la una para aplicarla a la otra para afrontar la monumental tarea de estudiar, clasificar y desmenuzar los artefactos expresados en forma de blog. Inmediatamente se diferenciaría como objeto:
a) la gente que real que urde sus textos verbales o no verbales y los da a conocer subiéndolos a blogs que “les pertenecen.” (los autores literarios consagrados o no, en el paralelo).
b) los textos presentes en los blogs (la literatura de cualquier calidad, en el paralelo).
Tomando como precedente los fortuitos, abundantes y cuestionables abordajes biográficos y psicoanalíticos que atraviesan la historia de la teoría y de la crítica literaria, el intelectual que abordara la teoría bloggeraria se centraría probablemente en los textos y no en la gente real que los ha producido. Y al centrarse en el punto b), inmediatamente surge nuevamente la primera pregunta fundamental: Siendo un blog un espacio susceptible a convertirse en un soporte de artefacto u objeto de características textuales de variado tipo, ¿puede un blog ser soporte de una obra de arte?
Así como un conjunto de páginas reunidas en un libro, un trozo de mármol, un conjunto de metales, de ladrillos, una sucesión de imágenes o sonidos grabadas en un CD o en un DVD o un maleable conjunto de materiales, el blog brinda múltiples posibilidades para que los artistas las utilicen. Y así como entre millares de páginas de papel garabateadas por millares de mortales sólo, única, exclusivamente ciertas páginas escritas por cierta persona son la Divina Comedia, o el Decamerón, o “Funes el memorioso” (y no, por ejemplo, la lista para comprar productos en el mercado de puño y letra de Dante, Bocaccio o Borges), son obras artísticas, sucede con los blogs que de los miles de millares de textos posteados en ellos única y exclusivamente algunos tendrán como propiedad intrínseca poseer calidad literaria, estando ya consagrados anteriormente como obras artísticas o no. Y esta propiedad intrínseca es la misma que hace que, independientemente del soporte utilizado para plasmar palabras, por ejemplo (dado que ya establecimos que el blog puede ser soporte de textos no verbales a causa de las posibilidades que brinda), entre millones de palabras dispuestas en forma de versos por millones de personas en millones de hojas, papiros, tablillas, pergaminos, piedras, etc., sólo, únicamente, son obras de arte consagradas las Odas de Horacio, los poemas de Baudelaire, de Verlaine, de Poe, de Martí, de Quevedo y otros que componen un número finito y que integran la Historia de la Literatura.
La contestación a la primera pregunta planteada vuelve a ser, por lo tanto, afirmativa. El segundo interrogante aborda las características que el soporte blog confiere al texto posteado en él, y conduce nuevamente al planteo de la necesidad o no de la existencia de una “teoría bloggeraria”.
A mí me parece que, a pesar de que es innegable que el soporte puede imprimir o exigir determinadas características a los textos, éstos siguen siendo textos y obedeciendo a las complejas normas que han provocado miles de páginas intentando responder el tercer interrogante planteado, es decir, qué es lo que hace que un artefacto determinado sea considerado una obra artística, sea literaria, musical, escultórica, pictórica o de cualquier tipo, y cuáles son los mecanismos culturales de consagración que otorgan a esa obra la cualidad de ser valorada altamente o no por la sociedad. Las características que confiere el soporte a los textos son similares a las que anteriormente han impreso en los mismos los formatos periodísticos: los textos deben ser breves y legibles en pocos minutos, y combinar sonido, imagen, texto y paratexto en forma ágil y atractiva para el lector incluyendo en los mecanismos de decodificación estrategias publicitarias argumentativas, volviéndose algo importante el hecho de persuadir al lector de que permanezca ante la página de Internet del blog abierta el tiempo suficiente para leer y motivar en él la redacción de un comentario en el mismo blog acerca de lo leído. Sin embargo, éstas son características y no exigencias del formato, que es amplísimo y permite que cualquier tipo de texto que no obedezca los elementos expuestos (textos extensísimos, sin imágenes, sin sonidos, ilegibles, de cualquier carácter) puedan ser posteados y ofrecidos como posibilidad latente en la web, lo que hace que el soporte sea absolutamente lábil y que cualquier tipo de obra pueda ser expuesta utilizándolo.
Precisamente, es la última característica expuesta en el párrafo anterior la que en mi opinión es la más importante y que diferencia el soporte blog de los demás soportes en existencia: la inclusión del elemento “comentario”. Es la posibilidad de la interacción simultánea e independiente de cualquier barrera espacial entre el receptor y decodificador del texto y el autor o propietario del blog la característica que más influye en los textos, ya sea en su composición interna como en la posibilidad latente de que se pongan en marcha mecanismos de legitimación que confieran a la obra la consagración cultural y social que motivaron el presente artículo relacionadas con la posibilidad de publicar en papel o no las obras (o en un cd, dvd, o cualquier soporte vinculado con estrategias económicas de mercado que permitan conferir un valor económico a las obras consideradas de valor artístico y comercializarlas brindando un beneficio lucrativo al autor o propietario de las mismas). Ni siquiera la presencia física del público en un teatro, del espectador, del oyente, han brindado semejante posibilidad de interacción con el autor o propietario del espacio textual como el blog. Quizás en formatos periodísticos ya estaba esa posibilidad en existencia con la apertura del espacio de “cartas de lectores” (no es casual que los formatos virtuales de los diarios en Internet hayan incorporado el espacio “comentario” a sus notas de opinión), pero en los blogs el “comentario” hace que el paratexto se entreteja con el texto y que el receptor pueda comunicar sus pensamientos tanto al autor o propietario del blog como a los otros posibles lectores del mismo espacio, pueda entablar diálogos con ellos, configurar e integrar comunidades de comentaristas habituales o no de los blogs, compartir códigos internos a esas comunidades (inventarlos o sólo usarlos).
Y llegamos a la tercera pregunta, relacionada con esta misma y fundamental característica: ¿qué mecanismos de legitimación (o cuáles mecanismos) serían los que valorizarían o no ese contenido textual y decidirían si se trata o no de una obra artística susceptible de ser consagrada? ¿Es la figura del comentarista de blogs un elemento fundamental de ese mecanismo de legitimación o no tiene que ver con ello? ¿Es en la actualidad el elemento económico tan importante y desvinculable de la obra artística (ya que el hecho de ser consagrado en general es asociado con la obtención de un triunfo económico) que el hecho de que los blogs puedan decodificarse en forma gratuita los coloca fuera de los mecanismos de legitimación habituales para las obras artísticas?
Entre múltiples mecanismos de legitimación tradicionalmente han operado: la opinión de un grupo selecto depositario del capital simbólico cultural que determina la pertenencia o no al corpus de lo considerado de calidad artística en determinada época y lugar (las universidades, los intelectuales) y la supervivencia (o viaje a través del tiempo) del artefacto artístico a través de la historia, al ser elegido generación tras generación y catalogado e interpretado como una obra de arte, la incorporación del artefacto como objeto de estudio de características artísticas por parte de un Estado como contenido en la educación formal impartida por las instituciones educativas, etc. La figura del comentarista de blogs es algo específico a ese formato (y una posibilidad, ya que el propietario del espacio puede optar por no abrir la posibilidad de expresión a los lectores), y cabe preguntarse si en el proceso que llevaría a incorporar los contenidos de un blog a la consideración de mecanismos de legitimación son o no elemento importante. Así como una obra puede ser consagrada por el público como buena y obtener abundantes réditos económicos a pesar de no obtener la consagración de ser considerada obra de calidad artística por los mecanismos anteriormente expuestos, el blog puede alcanzar una especie particular de consagración al obtener muchas visitas y ser leído y comentado, pero esa consagración, al no ser económica ni estar vinculada con los mecanismos de consagración tradicionales, es de un tipo diferente que se aleja de parámetros habituales y que ubica a los propietarios de los blogs y a los autores de los textos posteados en una zona intermedia en el camino habitual de consagración y así llegamos a la cuarta y última pregunta, finalizando el presente artículo:
4) ¿Son los mecanismos habituales y tradicionales de consagración los que deciden y otorgan al contenido de un blog la categoría de obra de calidad artística? ¿es necesaria su publicación como un paso definitivo de consagración y obtención de rédito económico? El ser consagrado en un blog por la obtención de una numerosa cantidad de lectores y/o comentaristas, ¿se convierte en un paso intermedio o es un fin en sí mismo?
Yo creo que lo novedoso del formato y su instalación y aceptación inmediata entre los diferentes formatos periodísticos llevará a la incorporación del soporte al corpus de los que se tienen en consideración por parte de los mecanismos tradicionales (universitarios, editores, intelectuales). En la actualidad es imposible separar un texto de su comerciabilidad, hecho que hace factible la publicación de libros que carecen absolutamente (o incluso entran en contradicción) con los cánones utilizados para conferir y consagrar una obra como de calidad artística o no por parte de los mecanismos tradicionales, como el libro mencionado en mi anterior artículo sobre el tema que nos ocupa. Se publican libros escritos por vedettes o futbolistas o cantantes o escritores que se ocupan de contenidos irrisorios, chistosos, banales y frívolos y que están desprovistos de cualquier intención estética o expresiva más que buscar el entretener para obtener un beneficio económico. Y se venden, y se agotan en las librerías y kioscos, convirtiéndose en negocios rentables.
En una Argentina que vive semejante panorama, donde las editoriales no reciben siquiera originales de autores aún no consagrados y priorizan el éxito comercial, donde la crisis educativa es generalizada y profunda y la obra de calidad artística cada vez se vuelve más incomprensible y ajena a la sociedad, ya que las vías de la educación formal que la toman como contenido a divulgar y a difundir se encuentran interrumpidas, desvirtuadas y desgastadas; en una Argentina donde los concursos literarios escasean o tienen requisitos que muchos no podemos cumplir (como por ejemplo, el tope de edad en 35 años para los escritores o el hecho de pedir la entrega de ejemplares impresos, fotocopias en varios juegos que encarecen enormemente el hecho de participar, e incluso el pago de sumas de dinero importantes para obtener el derecho a la misma participación de los concursos en algunos casos), digo, en una Argentina así, la posibilidad de postear los textos y obtener una consagración no económica al ser leídas, decodificadas y juzgadas las obras por un público de todas las nacionalidades imaginables en forma gratuita, es invalorable. Se abre gracias al blog la posibilidad de leer y ser leído, de comentar y ser comentado, a pesar de no haber pasado por ninguno de los tamices que habitualmente deciden esa misma posibilidad y son la consagración por el lado de la calificación de que el producto es comercializable por parte de las casas editoriales, en el caso de la literatura, y lo publican y lo venden, o por el lado de los intelectuales que establecen que los textos tienen calidad artística y lo incorporan como contenido a leer en universidades o escuelas, hecho que hace que los textos también sean editados, publicados y vendidos. En mi opinión, el blog se ubica como paso intermedio y alternativo, convirtiéndose en un escaparate que puede ser tan brillante que tarde o temprano será, inevitablemente, incorporado a los mecanismos tradicionales de legitimación para su consideración.
NOTA: releo este texto de 2007 y me asombro. Debo escribir otro, ha quedado obsoleto.
En primer lugar platearé tres preguntas fundamentales que llevarán a un cuarto interrogante final que desarrollaré más adelante:
1) ¿Puede un blog ser soporte de un texto que sea una obra artística (considerada como artefacto u objeto independiente y artístico)?
2) ¿Qué características le confiere el soporte “blog” a ese artefacto?
3) En el caso de que se decidiera que sí puede ser soporte un blog de una obra artística, ¿qué mecanismos (o cuáles mecanismos) serían los que legitimarían ese contenido y decidirían si se trata o no de una obra de ese tipo?
Reflexionando acerca de las posibilidades que brinda la existencia del soporte “blog” a variada clase de artistas para exhibir sus obras en forma independiente y desvinculada de transacciones económicas, pensaba comenzar este artículo comparando Internet con diversos espacios reales como pueden ser una plaza para un artista callejero, una estación de subterráneo para un músico, una vereda o el simple lienzo virgen que ofrece al dibujante las arenas de la playa al amanecer. Sin embargo existe una enorme diferencia entre estos espacios y el espacio virtual que ofrece el blog: éste permanece a disposición de quien lo desee eludiendo la transitoriedad (las aguas del mar que borrarán inevitablemente el dibujo) y eludiendo la espacialidad, convirtiéndose en bitácoras del artista y ofreciendo verdaderos archivos que exceden en datos quizás hasta los que ha colocado adrede el propio autor, como pueden ser fechas, horas y minutos de las publicaciones.
El soporte blog ofrece la posibilidad de publicar en forma gratuita textos propios y ajenos, incluso sin necesidad de aclarar la autoría de las obras y prestando un espacio en donde el plagio total o parcial de obras es simple y fácil de hacer, dejando librado a mínimos reglamentos y a criterios éticos personales el hecho de hacer o no las aclaraciones pertinentes. El hecho de que sea posible publicar (“subir” o “postear”) un texto verbal o no verbal ya consagrado como artístico y de un autor no coincidente con el “propietario” del blog, responde a la primera pregunta planteada de un modo afirmativo. Sin embargo, a pesar de lo novedoso que es el formato blog, sería una falacia dedicarse a analizar críticamente los textos publicados en ellos (tanto verbales como no verbales) inaugurando lo que podría denominarse una crítica o teoría “bloggeraria”. Si se sostuviera una teoría semejante se debería tomar como objeto de estudio a los blogs existentes interpretándolos como artefactos individuales y como conjunto, como entidades independientes y como elementos interactivos en una constelación de blogs en permanente retroalimentación con otros blogs. Tomando como modelo una teoría que aborda el análisis textual, inmediatamente surge la tentación de hacer un paralelo entre la teoría literaria y la ficticia bloggeraria, adoptando criterios y herramientas metodológicas de la una para aplicarla a la otra para afrontar la monumental tarea de estudiar, clasificar y desmenuzar los artefactos expresados en forma de blog. Inmediatamente se diferenciaría como objeto:
a) la gente que real que urde sus textos verbales o no verbales y los da a conocer subiéndolos a blogs que “les pertenecen.” (los autores literarios consagrados o no, en el paralelo).
b) los textos presentes en los blogs (la literatura de cualquier calidad, en el paralelo).
Tomando como precedente los fortuitos, abundantes y cuestionables abordajes biográficos y psicoanalíticos que atraviesan la historia de la teoría y de la crítica literaria, el intelectual que abordara la teoría bloggeraria se centraría probablemente en los textos y no en la gente real que los ha producido. Y al centrarse en el punto b), inmediatamente surge nuevamente la primera pregunta fundamental: Siendo un blog un espacio susceptible a convertirse en un soporte de artefacto u objeto de características textuales de variado tipo, ¿puede un blog ser soporte de una obra de arte?
Así como un conjunto de páginas reunidas en un libro, un trozo de mármol, un conjunto de metales, de ladrillos, una sucesión de imágenes o sonidos grabadas en un CD o en un DVD o un maleable conjunto de materiales, el blog brinda múltiples posibilidades para que los artistas las utilicen. Y así como entre millares de páginas de papel garabateadas por millares de mortales sólo, única, exclusivamente ciertas páginas escritas por cierta persona son la Divina Comedia, o el Decamerón, o “Funes el memorioso” (y no, por ejemplo, la lista para comprar productos en el mercado de puño y letra de Dante, Bocaccio o Borges), son obras artísticas, sucede con los blogs que de los miles de millares de textos posteados en ellos única y exclusivamente algunos tendrán como propiedad intrínseca poseer calidad literaria, estando ya consagrados anteriormente como obras artísticas o no. Y esta propiedad intrínseca es la misma que hace que, independientemente del soporte utilizado para plasmar palabras, por ejemplo (dado que ya establecimos que el blog puede ser soporte de textos no verbales a causa de las posibilidades que brinda), entre millones de palabras dispuestas en forma de versos por millones de personas en millones de hojas, papiros, tablillas, pergaminos, piedras, etc., sólo, únicamente, son obras de arte consagradas las Odas de Horacio, los poemas de Baudelaire, de Verlaine, de Poe, de Martí, de Quevedo y otros que componen un número finito y que integran la Historia de la Literatura.
La contestación a la primera pregunta planteada vuelve a ser, por lo tanto, afirmativa. El segundo interrogante aborda las características que el soporte blog confiere al texto posteado en él, y conduce nuevamente al planteo de la necesidad o no de la existencia de una “teoría bloggeraria”.
A mí me parece que, a pesar de que es innegable que el soporte puede imprimir o exigir determinadas características a los textos, éstos siguen siendo textos y obedeciendo a las complejas normas que han provocado miles de páginas intentando responder el tercer interrogante planteado, es decir, qué es lo que hace que un artefacto determinado sea considerado una obra artística, sea literaria, musical, escultórica, pictórica o de cualquier tipo, y cuáles son los mecanismos culturales de consagración que otorgan a esa obra la cualidad de ser valorada altamente o no por la sociedad. Las características que confiere el soporte a los textos son similares a las que anteriormente han impreso en los mismos los formatos periodísticos: los textos deben ser breves y legibles en pocos minutos, y combinar sonido, imagen, texto y paratexto en forma ágil y atractiva para el lector incluyendo en los mecanismos de decodificación estrategias publicitarias argumentativas, volviéndose algo importante el hecho de persuadir al lector de que permanezca ante la página de Internet del blog abierta el tiempo suficiente para leer y motivar en él la redacción de un comentario en el mismo blog acerca de lo leído. Sin embargo, éstas son características y no exigencias del formato, que es amplísimo y permite que cualquier tipo de texto que no obedezca los elementos expuestos (textos extensísimos, sin imágenes, sin sonidos, ilegibles, de cualquier carácter) puedan ser posteados y ofrecidos como posibilidad latente en la web, lo que hace que el soporte sea absolutamente lábil y que cualquier tipo de obra pueda ser expuesta utilizándolo.
Precisamente, es la última característica expuesta en el párrafo anterior la que en mi opinión es la más importante y que diferencia el soporte blog de los demás soportes en existencia: la inclusión del elemento “comentario”. Es la posibilidad de la interacción simultánea e independiente de cualquier barrera espacial entre el receptor y decodificador del texto y el autor o propietario del blog la característica que más influye en los textos, ya sea en su composición interna como en la posibilidad latente de que se pongan en marcha mecanismos de legitimación que confieran a la obra la consagración cultural y social que motivaron el presente artículo relacionadas con la posibilidad de publicar en papel o no las obras (o en un cd, dvd, o cualquier soporte vinculado con estrategias económicas de mercado que permitan conferir un valor económico a las obras consideradas de valor artístico y comercializarlas brindando un beneficio lucrativo al autor o propietario de las mismas). Ni siquiera la presencia física del público en un teatro, del espectador, del oyente, han brindado semejante posibilidad de interacción con el autor o propietario del espacio textual como el blog. Quizás en formatos periodísticos ya estaba esa posibilidad en existencia con la apertura del espacio de “cartas de lectores” (no es casual que los formatos virtuales de los diarios en Internet hayan incorporado el espacio “comentario” a sus notas de opinión), pero en los blogs el “comentario” hace que el paratexto se entreteja con el texto y que el receptor pueda comunicar sus pensamientos tanto al autor o propietario del blog como a los otros posibles lectores del mismo espacio, pueda entablar diálogos con ellos, configurar e integrar comunidades de comentaristas habituales o no de los blogs, compartir códigos internos a esas comunidades (inventarlos o sólo usarlos).
Y llegamos a la tercera pregunta, relacionada con esta misma y fundamental característica: ¿qué mecanismos de legitimación (o cuáles mecanismos) serían los que valorizarían o no ese contenido textual y decidirían si se trata o no de una obra artística susceptible de ser consagrada? ¿Es la figura del comentarista de blogs un elemento fundamental de ese mecanismo de legitimación o no tiene que ver con ello? ¿Es en la actualidad el elemento económico tan importante y desvinculable de la obra artística (ya que el hecho de ser consagrado en general es asociado con la obtención de un triunfo económico) que el hecho de que los blogs puedan decodificarse en forma gratuita los coloca fuera de los mecanismos de legitimación habituales para las obras artísticas?
Entre múltiples mecanismos de legitimación tradicionalmente han operado: la opinión de un grupo selecto depositario del capital simbólico cultural que determina la pertenencia o no al corpus de lo considerado de calidad artística en determinada época y lugar (las universidades, los intelectuales) y la supervivencia (o viaje a través del tiempo) del artefacto artístico a través de la historia, al ser elegido generación tras generación y catalogado e interpretado como una obra de arte, la incorporación del artefacto como objeto de estudio de características artísticas por parte de un Estado como contenido en la educación formal impartida por las instituciones educativas, etc. La figura del comentarista de blogs es algo específico a ese formato (y una posibilidad, ya que el propietario del espacio puede optar por no abrir la posibilidad de expresión a los lectores), y cabe preguntarse si en el proceso que llevaría a incorporar los contenidos de un blog a la consideración de mecanismos de legitimación son o no elemento importante. Así como una obra puede ser consagrada por el público como buena y obtener abundantes réditos económicos a pesar de no obtener la consagración de ser considerada obra de calidad artística por los mecanismos anteriormente expuestos, el blog puede alcanzar una especie particular de consagración al obtener muchas visitas y ser leído y comentado, pero esa consagración, al no ser económica ni estar vinculada con los mecanismos de consagración tradicionales, es de un tipo diferente que se aleja de parámetros habituales y que ubica a los propietarios de los blogs y a los autores de los textos posteados en una zona intermedia en el camino habitual de consagración y así llegamos a la cuarta y última pregunta, finalizando el presente artículo:
4) ¿Son los mecanismos habituales y tradicionales de consagración los que deciden y otorgan al contenido de un blog la categoría de obra de calidad artística? ¿es necesaria su publicación como un paso definitivo de consagración y obtención de rédito económico? El ser consagrado en un blog por la obtención de una numerosa cantidad de lectores y/o comentaristas, ¿se convierte en un paso intermedio o es un fin en sí mismo?
Yo creo que lo novedoso del formato y su instalación y aceptación inmediata entre los diferentes formatos periodísticos llevará a la incorporación del soporte al corpus de los que se tienen en consideración por parte de los mecanismos tradicionales (universitarios, editores, intelectuales). En la actualidad es imposible separar un texto de su comerciabilidad, hecho que hace factible la publicación de libros que carecen absolutamente (o incluso entran en contradicción) con los cánones utilizados para conferir y consagrar una obra como de calidad artística o no por parte de los mecanismos tradicionales, como el libro mencionado en mi anterior artículo sobre el tema que nos ocupa. Se publican libros escritos por vedettes o futbolistas o cantantes o escritores que se ocupan de contenidos irrisorios, chistosos, banales y frívolos y que están desprovistos de cualquier intención estética o expresiva más que buscar el entretener para obtener un beneficio económico. Y se venden, y se agotan en las librerías y kioscos, convirtiéndose en negocios rentables.
En una Argentina que vive semejante panorama, donde las editoriales no reciben siquiera originales de autores aún no consagrados y priorizan el éxito comercial, donde la crisis educativa es generalizada y profunda y la obra de calidad artística cada vez se vuelve más incomprensible y ajena a la sociedad, ya que las vías de la educación formal que la toman como contenido a divulgar y a difundir se encuentran interrumpidas, desvirtuadas y desgastadas; en una Argentina donde los concursos literarios escasean o tienen requisitos que muchos no podemos cumplir (como por ejemplo, el tope de edad en 35 años para los escritores o el hecho de pedir la entrega de ejemplares impresos, fotocopias en varios juegos que encarecen enormemente el hecho de participar, e incluso el pago de sumas de dinero importantes para obtener el derecho a la misma participación de los concursos en algunos casos), digo, en una Argentina así, la posibilidad de postear los textos y obtener una consagración no económica al ser leídas, decodificadas y juzgadas las obras por un público de todas las nacionalidades imaginables en forma gratuita, es invalorable. Se abre gracias al blog la posibilidad de leer y ser leído, de comentar y ser comentado, a pesar de no haber pasado por ninguno de los tamices que habitualmente deciden esa misma posibilidad y son la consagración por el lado de la calificación de que el producto es comercializable por parte de las casas editoriales, en el caso de la literatura, y lo publican y lo venden, o por el lado de los intelectuales que establecen que los textos tienen calidad artística y lo incorporan como contenido a leer en universidades o escuelas, hecho que hace que los textos también sean editados, publicados y vendidos. En mi opinión, el blog se ubica como paso intermedio y alternativo, convirtiéndose en un escaparate que puede ser tan brillante que tarde o temprano será, inevitablemente, incorporado a los mecanismos tradicionales de legitimación para su consideración.
NOTA: releo este texto de 2007 y me asombro. Debo escribir otro, ha quedado obsoleto.
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