Hace unos meses atrás respondí un mail en donde se me preguntaba cómo estaba, tanto tiempo, che, qué noticias buenas contás. En un arrebato de nomeimportanada contesté la verdad: y, acá ando, reponiéndome todavía, no es fácil, qué le vamos a hacer. Y me olvidé.
Unos días después recibí un mail larguísimo, en donde esa misma persona que se había arriesgado a preguntar por mi salud mental se excusaba por su atrevimiento pero osaba darme relamidos consejos matizados por reflexiones perfumadas con sahumerios baratos y extractos de lecturas hechas de ojito en el subte. Como ni siquiera me acordaba de que yo era la que había detonado aquel aluvión de palabrejas , estuve un rato sorprendida. ¿Qué le pasa a éste? ¿Le agarró un viejazo? ¿La limó? Después me acordé y bueno, ahhhhhhhhhhh, ya, ya, me lo merezco, jajajjajaa. Y me pareció interesante sacar las siguientes conclusiones de mi averiado cerebro y exponerlas por aquí:
La pregunta ¿Cómo andás? y todas las equivalentes, realizadas tanto oral como en forma escrita, es siempre RETÓRICA y no debe contestarse más que con un lacónico "bien" excepto, por supuesto, cuando es realizada por el psiquiatra o psicólogo dentro del espacio terapéutico, adonde siempre hay que ir bien provistos de pañuelitos de papel. Porque:
a) si una contesta "bien" en tono neutro, no pasa nada.
b) si una contesta demasiado enfáticamente "bien", acompañando el enunciado con gestos de felicidad tales como sonrisas y ademanes festivos, el interrogador en cuestión se va a ver en la obligación de preguntar "¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Cuál es la feliz nueva?", y va a tener que dar explicaciones y a excusarse por estar feliz, cosa que no está bien vista socialmente. Y si no argumentamos lo suficientemente el otro va a pensar que una está mintiendo y oculta algo inmencionable y que le ocasiona la felicidad, o sea: se va a ir y al primero que se cruce y que nos conozca le va a decir "Che, sabés que me parece que la que te jedi está enfiestándose con alguien... anda con cara de bien atendida...".
c) Si uno contesta "bien" en tono que no es neutro pero va para abajo, rumbo al "mal" o por lo menos al "maso...", quizás no nos digan nada pero el comentario subsiguiente va a ser: "Che, me parece que la que te jedi anda como el culo, viste la cara que tiene, seguro que el marido no le da ni bola..." en el caso de que tengas marido, porque si no lo tenés es peor porque la justificación es que hace rato que se te fue el tren.
d) Y finalmente, si uno contesta "maso" o "mal", dé o no dé explicaciones acerca de por qué se siente así, la otra persona no las va a escuchar y nos va a dar el sermón de los libros de autoayuda, "uno está triste cuando los sueños no coinciden con la realidad y se deprime", "hay que mirar en positivo", "todo depende del cristal con que se mira", "siempre hay quien deja un vidrio tirado en la arena pero siempre hay quien lo levanta"...
_ ¿Cómo estás?
_ "Sonríe, Dios te ama".
_ ¿¿¿???
_ ah, perdón doctora, jajaja, espere que agarro los pañuelitos y le cuento.
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