PROYECTO PIBE LECTOR

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domingo, 26 de octubre de 2014

¿Qué pretende usted de un profesor de secundaria?


Ser profesor en escuelas secundarias significa tener que hacer muchas cosas.

Se debe ser puntual y no faltar, como en todos los trabajos. Cuando suena el timbre de finalización del recreo (o de ingreso a la escuela, según sea el caso), el docente debe conseguir que sus alumnos ingresen en el aula y se ordenen en sus respectivos lugares. Debe buscar a los chicos que deambulan afuera o que tardan. Debe conseguir que todos tengan lapiceras y papel para escribir, en el caso que espere que los alumnos escriban. Debe conseguir que los alumnos traigan sus netbooks, las enciendan y no comiencen inmediatamente a jugar al Counter o al GTA (cabe destacar que el docente, en la actualidad, debe incluir la netbook en sus planificaciones didácticas para utilizarla eficazmente)Debe haber planificado una clase que esté de acuerdo a los saberes previos de los alumnos, a su heterogeneidad, y sea motivadora, creativa, divertida, interesante. Debe haber previsto que algunos de sus alumnos no habrán comprado ni llevado ni conseguido los materiales que pidió, por lo cual, deberá llevarlos él mismo, en el caso que la clase necesite de materiales de apoyo. Debe conseguir que los alumnos se ordenen y comiencen a prestarle atención para llevar adelante la clase. Debe conseguir que los alumnos respeten las normas de convivencia de la escuela. Debe lograr que dejen de utilizar incorrectamente sus celulares y tecnologías diversas para jugar o distraerse en clase. Debe lograr que, si hay alumnos durmiendo, se despierten. Debe ganarse el respeto de sus alumnos, ya que no le es inherente por ser profesor, clase a clase. Y debe conseguir que, cada día, aprendan.

El profesor debe diagnosticar, elaborar planificaciones, proyectos, papeles. Debe confeccionar trabajos prácticos, debe diseñar evaluaciones a medida de lo que enseñó, para corroborar y comprobar que lo que él cree que sucedió en su clase, sea correcto. Esto lo debe hacer constantemente: si los alumnos no vinieron, no participaron, no entregaron los trabajos, no quisieron hacerlos o cualquier cosa que haya sucedido, debe comunicar estos hechos por escrito, diseñar otros trabajos y esperar que los hagan esta vez. Y si sucede otra vez: debe hacerles otros.

Debe estar atento ante problemáticas diversas: posibles agresiones entre los alumnos, casos de bullying, ausencias reiteradas, problemas familiares, problemas de salud, adicciones, estados alterados. Debe saber si existe la probabilidad de que alguien posea un arma, esté bajo los efectos de alguna sustancia, haya planificado una travesura de cualquier tipo; debe anticiparse a lo que pueda suceder. Todo lo que detecte, debe escribirlo y comunicarlo debidamente. Todo lo que suceda durante su clase, será su responsabilidad. Todo. Lo bueno y lo malo. Todo lo que no detecte y esté sucediendo fuera de su clase, en la calle, dentro de las casas de sus alumnos, y no haya comunicado debidamente a las autoridades, también es su responsabilidad. Use usted su imaginación para cargar de significado la palabra "todo"  y recuerde que está imaginando un aula contemporánea y no la suya, de cuando era adolescente. Los tiempos han cambiado, estimado lector: visualice un adolescente actual. ¿Ya lo hizo? Siga leyendo, entonces.

El profesor no debe estigmatizar al alumno de ningún modo. Si uno o más alumnos incumplen las normas de convivencia de la escuela, debe comunicarlo en forma escrita para que se reúna el Consejo de Convivencia o derivar el caso a Gabinete Psicopedagógico. Si sospecha que sucede algo malo, deberá seguir el protocolo que corresponda. Jamás debe dramatizar: aunque la situación le parezca gravísima, deberá conservar la calma. Si la escuela no cuenta con Consejo de Convivencia ni con Gabinete Psicopedagógico, Equipo de Orientación, etc.,deberá elevar por escrito lo que observó a las autoridades. El profesor no puede desesperarse, llorar, insultar, gritar, amenazar, sancionar, diagnosticar algo: no es médico, psicólogo, psicopedagogo, autoridad alguna: es un profesor. Sólo puede describir lo que sucede, y debe hacerlo por escrito. Ante cualquier suceso, debe cambiar sus estrategias para resolver el problema. Ante cualquier desastre, será responsable.

Mientras dura el lapso de tiempo entre timbrazo de recreo y timbrazo, un conjunto de adolescentes del siglo XXI están bajo la responsabilidad del profesor, que debe hacer todo lo que enumeré anteriormente. Cuando termina ese lapso, el profesor marcha hacia otro curso, que puede quedar o no dentro de la misma escuela. Debe llevar y realizar todo lo que enumeré anteriormente, de nuevo y distinto: el grupo tendrá otras características o le corresponderá otro diseño curricular por ser otro año. Y así, el profesor de escuela secundaria deambula por diferentes establecimientos durante sus mañanas, tardes y noches.

Yo me pregunto cómo la sociedad no valora a quienes realizan esta tarea tan difícil.

Vivimos en una actualidad donde la violencia es lo común y corriente, donde la juventud no reconoce fácilmente figuras de autoridad ni respeta reglas elementales. Yo me pregunto quién estaría dispuesto a ingresar en un salón de clases cualquiera para intentar enseñar el teorema de Pitágoras o el uso del Modo Subjuntivo a un conjunto de adolescentes cualquiera. Yo me pregunto a quién se le ocurrió que se puede, al mismo tiempo, respetar la diversidad y la heterogeneidad y enseñar los mismos contenidos a todos los chicos. Cómo se pretende enseñar a los filósofos presocráticos y el pensamiento de Michel Foucault a chicos que no comprenden lo que leen, cuando primero se debe resolver ese tema, que no me parece menor. A chicos que ingresaron a la escuela en agosto, en septiembre, porque tuvieron algún tipo de problema. A chicos que han decidido dormir en clase, o jugar a algún jueguito. Cómo se pretende que un profesor sea una especie de superhéroe formidable que logre imponer respeto y orden con su mera presencia, cuando los profesores de verdad son seres humanos que están trabajando en su profesión para ganarse la vida y realizarse, y no les sale una coraza de energía de adentro de sus cabezas. No hay amonestaciones, sanciones, sistema disciplinario, persona idónea y adecuada que se encargue de la disciplina. No hay marco que contenga, que oriente, que ayude a no perder tiempo con el tema de la inconducta de los adolescentes, con excepción del Consejo de Convivencia, que a veces no funciona (o no funciona bien, porque está basado en la buena voluntad de... un docente y no de un asistente social, psicólogo, psicopedagogo, médico, o profesional por el estilo). A veces no hay Gabinete, ni Equipo de Orientación. Y, muchas veces, no hay aula, ni bancos, ni sillas, ni estufa, ni ventilador, ni padres a quienes citar para pedir ayuda o consultar sobre algún problema.

Existe un problema relacionado a la calidad educativa de nuestra educación. Hay informes serios que lo afirman.

Quizás si se modificaran algunas de las pretensiones actuales sobre los docentes, éstos podrían realizar su tarea mejor.

No existe nada, nada más desgastante y más difícil que ser (o trabajar de) profesor de secundaria y comprobar que tus alumnos no están aprendiendo.

Me corrijo: sí existe algo peor. La certidumbre de que no hay, en el horizonte, indicios que auguren que próximamente habrá cambios.

3 comentarios:

  1. Impecable descripcion como siempre colega, merece este articulo ser mostrado en la sala de profesores del otro lado de la cordillera.
    Juan Carlos

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  2. Solo faltò agregar, que ese estropajo humano , se debe rearmar cada tarde cuando llega a casa y atender a sus hijos como si no tuviese 10 horas de clase en su cuerpo, luego de cumplir como madre, debe preparar su casa y si le queda un resto cumplir como esposa

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  3. Quien sabe porque termine leyendo este texto a estas horas de la madrugada de un domingo de febrero. pero lo lei y estoy de acuerdo con cada palabra. No coincido porque fui profesor, si no, porque fui alumno hace hasta hace exactamente 20 años atras, cuando terminaba la secundaria. en ese momento no existia internet ni todo lo que trajo, ni telefonos inteligentes ni redes sociales etc etc pero creo que respetabamos mas a los profesores, no porque eramos mejores que los de ahora, si no porque habia un limite,un limite que estaba en nosotros mismos y que nuestras familias nos inculcaron. hoy en dia las faltas de respeto son avaladas por la sociedad,las familias y los demas compañeros de clase.

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